miércoles, 29 de septiembre de 2010

Compostela, otoño en sepia...

Madrigal a cibda de Santiago
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Chove en Santiago
meu doce amor.
Camelia branca do ar
brila entenebrecida ao sol.
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Chove en Santiago
na noite escura.
Herbas de prata e sono
cobren a valeira lúa.
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Olla a choiva pola rúa,
laio de pedra e cristal.
Olla no vento esvaído
soma e cinza do teu mar.
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Soma e cinza do teu mar
Santiago, lonxe do sol;
agoa da mañán anterga
trema no meu corazón
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Federico García Lorca, Seis poemas galegos, 1935.
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En 1935, Anxo Casal, editor de la revista "Nos", publicó los "Seis poemas galegos", de Federico García Lorca. En efecto, no es una broma, porque el bueno de Federico tuvo el "ángel" de escribir, tales versos, en romance gallego. Los artistas tienen esas "caídas", y en ellas, muchas veces, sacan a relucir pinceladas de genialidad. Puede parecernos absurdo, que un "granaíno" tan andaluz como Lorca, se descolgase con poemas en gallego, una lengua que, en teoría, debía desconocer. Y más absurdo que, además, el resultado fuese tan auténtico como si él hubiese nacido en Santiago, siendo amamantado por las cantigas del Bardo Martín Codax.
Lorca, ese "gallego, doblando el mapa", parece uno de aquellos "decidores", que evoca el Marqués de Santillana: "Non ha mucho tiempo cualesquier decidores e trovadores destas partes, agora fuesen castellanos, andaluces o de la Extremadura, todas sus obras componían en lengua galaica o portuguesa".
No obstante, incluiremos su traducción al romance castellano, para que todos queden satisfechos, quienes prefieren al Marqués de Santillana, y quienes prefieren al Bardo Matín Codax. Aunque no creemos que sea cuestión de preferencia, pues el poeta demostró sobradamente su "don para el lenguaje", sublimando el universo gitano, sin pertenecer a la raza, diseccionando la vida neoyorquina, a pesar de ser extranjero, y calando la esencia gallega, aunque procedía de una realidad cultural tan opuesta.
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Madrigal a la ciudad de Santiago
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Llueve en Santiago
mi dulce amor.
Camelia blanca del aire
brilla entenebrecida al sol.
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Llueve en Santiago
en la noche oscura.
Hierbas de plata y sueño
cubren la vacía luna.
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Miro la lluvia por la calle
llanto de piedra y cristal.
Miro en el viento desvaído
sombra y ceniza de tu mar.
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Sombra y ceniza de tu mar
Santiago, lejos del sol;
agua de la mañana antigua
tiembla en mi corazón.
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[El grupo musical galego, Luar na lubre, ha puesto música a estos versos, con una sensibilidad que habría hecho las delicias de su autor. Con el título, "Chove en Santiago", podemos encontrarlo en el disco "Cabo do mundo" (1999).]
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Las viejas imágenes que nos han servido para ilustrar el poema, proceden del libro "Estampas compostelanas" (1928), obra del fotógrafo "Ksado", nombre de guerra del afamado Luis Casado Fernández (1888-1972), cuyas imágenes de esa Galicia de principios del siglo XX son las más reproducidas de este país, sus gentes y sus pueblos.
Muy conocido en Santiago, por el estudio que en 1915 abrió en la Rúa do Vilar, estuvo vinculado a la vanguardia intelectual, desde la revista "Nos" y el Seminario de Estudios Gallegos. Su fama, emana de una sensibilidad especial, a la hora de tratar los temas, pues además de ser crónica lúcida de la región, sus fotos abren puertas a la ensoñación sin apartarnos de la realidad. Estos pocos ejemplos, dan fe de ello.
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Salud y fraternidad.

4 comentarios:

juancar347 dijo...

Me parecen unas fotografías geniales, que transmiten, de manera especial, esa magia con sabor a pasado y a nostalgia. Ignoraba, he de reconocerlo, esta faceta 'galega' de Federico, pero tampoco me sorprende. Galicia es el Ombligo del Mundo, ese fantástico Tir-Nan-Og celta hacia el que se vuelcan todas las miradas y donde todos son acojidos, desde creyentes a ateos. En este sentido (y perdón por la imprecisión), creo que fue el arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada quien dejó una inscripción en una iglesia de Roncesvalles que, a grosso modo, venía a decir que alli eran todos bien recibidos, tanto peregrinos como ateos. Galicia, nodriza del mundo, si ya es hermosa de por sí, es en época como el otoño donde la magia se vuelve poesía. Un abrazo.

Merce dijo...

Vaya... me envía aquí una amiga y...

me quedo maravillada ante esta entrada, ante este Santiago que tanto me gusta, esas piedras cargadas de historias, esas calles donde suenan mil lenguas distintas y todas anduvieron por el mismo Camino...

Y... a ello sumo al gran Lorca, que aunque ya conocia la existencia de sus poemas, siempre me emociona saber que habló gallego...

Y... si sigo sumando, el comentario anterior, que como gallega me llena tanto como las dos anteriores razones. Su ultima frase: "Galicia, nodriza del mundo, si ya es hermosa de por sí, es en época como el otoño donde la magia se vuelve poesía" merece ser grabada por un cincel a la entrada de las Puertas de Galicia, que es el corazon de cada gallego.

Gracias :)

Unha forte aperta.

Amio Cajander dijo...

me manda la amiga de mi amiga de mas arriba que tambien es amiga mía... :-)

me han encantado las fotografías. La pregunta es ¿podríamos usar alguna de ellas para un proyecto retronauta que tenemos entre manos? y aún dirá más si te animas estaríamos encantados que pudieras colaborar en el.

Pilara dijo...

Resulta estremecedor, al contemplar las imágenes, que hasta aquello que parecía haber quedado detenido e inmortalizado sufre el azote del paso del tiempo; provocándonos esa duda inquietante de si estamos frente a la realidad o si se trata sólo de paisajes oníricos.

Muy logrado compadre.
Unión perfecta de texto y fotografía.

Un fuerte besico.