martes, 20 de marzo de 2012

Feliz Equinoccio de Primavera.

Como mensajero de éste equinoccio de Primavera, os envío un petirrojo peregrino. Lo encontré junto al Camino Jacobeo, cerca de un castillo templario, y quiero que él os transmita mis mejores deseos para el nuevo ciclo vital que comienza.
El petirrojo es un viejo símbolo primaveral de renovación, cuyo canto nos invita a renacer junto con la Naturaleza, y hacerlo con ánimo rejuvenecido y alegría en el corazón. Este animalito, como símbolo totémico de las viejas tradiciones europeas, nos estimula a liberarnos del apego al tiempo viejo, a encarar esperanzados el tiempo nuevo.
Es un pájaro relacionado con el mundo de lo divino, tanto en la Antigua Religión como en la nueva.

Según la tradición céltica, el petirrojo, tenía el pecho rojizo-anaranjado porque era el encargado de llevar agua, con su pico, a los guerreros caídos en combate, para confortarlos antes de emprender el camino al más allá, y en dicho cometido se manchaba con la sangre de los valientes.
También se dice que, al principio de los tiempos, Dios encargó a un petirrojo que fuese al cielo para buscar el fuego y llevarlo a la humanidad. Pero como el petirrojo desconocía las propiedades del fuego, al acercarse demasiado se quemó las plumas. Para remediarlo, Dios pidió a todos los pájaros que le diesen una de sus plumas al petirrojo, agrupando las rojizas en su pecho como recuerdo.
Pecho rojizo, que consagra al peleón y territorial petirrojo, como heraldo del renaciente Sol primaveral, cuya luz en aumento propicia la regeneracón de la Naturaleza, y también el ansia vital de los seres humanos manifestada en sensual alborozo...

Salud y fraternidad.

1 comentario:

juancar347 dijo...

Pues mira usted qué curioso, ese petirrojo me pasó desapercibido en Cornatel, pero me consuela pensar en la grata experiencia que tuve con uno en otro sitio templario: el Cañón del Río Lobos. Ahora tengo más clara la importancia simbólica de este simpático animal que, en la experiencia a que me refería, se me acercaba como si tal cosa y me cantaba sin temor alguno. ¡Ay, estas aves mensajeras de los dioses!. Bonita foto, sí señor. Un abrazo